lunes, 20 de junio de 2011

Cruz de la Casa del Pastor

La Cruz de la Casa de Antonio Travieso
En las proximidades de la plaza de la Ermita de la Encarnación de Tenoya hay una vivienda con una Cruz (pintada en verde) en su parte superior. 
Allí vivió hasta 1906, el pastor Antonio Travieso Lezcano.  
Tres meses antes de su muerte, el 21 de Agosto de 1906, fue mordido en un dedo por un perro que utilizaba para cuidar el ganado. El perro afectado de hidrofobia le transmitió la enfermedad de «la rabia» y él mismo se encargó de sacrificarlo, como consecuencia de las muertes registradas sobre varias ovejas. Tras la mordida, el animal le inoculó la enfermedad y cuando se dirigía al médico, se encontró con un barbero que le dijo que eso no era nada y que le curaría, cauterizándole la herida con nitrato de plata. Antonio continuó su vida normal hasta que el Domingo, 20 de Agosto de 1906; al encontrarse mal, tuvo que recurrir a la consulta médica de Joaquín Blanco en Arucas, un día antes de su fallecimiento, cuando ya no era posible reconducir la enfermedad.
Según cuentan, el propio Antonio, cuando se le iban a presentar los ataques, solicitaba que lo amarraran a un tederal. También, en su desesperación, pidió ayuda para suicidarse. Falleció durante la noche del Lunes, 21 de Agosto de 1906, a los 44 años. Su familia, colocó una Cruz en lo alto de su vivienda. Un siglo después aún se conserva.
Fuentes/Referencias: 
Diario de Las Palmas, «Muerte por Hidrofobia», 21 de Agosto de 1906. Pág. 2.
Diario de Las Palmas, «Sección de Noticias», 23 de Agosto de 1906. Pág. 2.
Diario de Las Palmas, «Una Carta», 24 de Agosto de 1906. Joaquín Blanco. Pág. 2.
El Progreso, «La Hidrofobia en Tenoya», 25 Agosto de 1906. Pág. 2.
Testimonios orales recogidos en Tenoya por el autor.
Importante: 
«Tras el contagio del virus del animal al hombre, pueden pasar de 10 a 50 dias para que se manifieste la enfermedad. El virus produce una encefalitis que entre los sintomas está la aversión a los liquidos, ya que por los espasmos de la musculatura deglutora, se ahogan con ellos ( incluida con su propia saliva )».
Como medida tranquilizadora, en la actualidad, la vacunación masiva de animales, en nuestro medio, ha erradicado esta enfermedad.
Agradecimientos: A Juan Carlos Quintana Domínguez, médico de profesión por sus aportaciones.

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